Documenta Catholica Omnia
Non nobis, Domine, non nobis, sed nomini tuo da gloriam
Index Verborum: orar
Juan de la Cruz (1542-1591) Avisos |
|
Juan de la Cruz (1542-1591) Avisos a un Religioso para Alcanzar la Perfecion |
|
Juan de la Cruz (1542-1591) Avisos copiados por Magdalena del Espiritu Santo |
|
Juan de la Cruz (1542-1591) Avisos por la Madre Maria de Jesus |
|
Juan de la Cruz (1542-1591) Avisos procedentes de Antequera |
|
Juan de la Cruz (1542-1591) Avisos recogidos por la edicion de Gerona |
|
Juan de la Cruz (1542-1591) Cantico Espiritual A |
|
§ 3.1 | No sólo basta al alma orar y desear y ayudarse de terceros para hablar al Amado, como ha hecho en las precedentes canciones, sino que junto con eso ella misma se ponga por la obra a le buscar. |
Juan de la Cruz (1542-1591) Cantico espiritual B |
|
§ 3.2 | Bien da a entender aquí el alma que para hallar a Dios de veras no basta sólo orar con el corazón y la lengua, ni tampoco ayudarse de beneficios ajenos, sino que también, junto con eso, es menester obrar de su parte lo que en sí es. |
Juan de la Cruz (1542-1591) Cantico espiritual CA |
|
Juan de la Cruz (1542-1591) Cautelas |
|
Juan de la Cruz (1542-1591) Dichos de luz y amor |
|
Juan de la Cruz (1542-1591) Epistolario |
|
Juan de la Cruz (1542-1591) Grados de Perfecciòn |
|
Juan de la Cruz (1542-1591) La Subida del Monte Carmelo |
|
§ 3.2.10 | Esta persona no se acordará de hacerlo por alguna forma ni noticia que se le quede en la memoria de aquella persona; y si conviene encomendarla a Dios, que será queriendo Dios recibir oración por la tal persona, la moverá la voluntad dándole gana que lo haga; y, si no quiere Dios aquella oración, aunque se haga fuerza a orar por ella, no podrá ni tendrá gana; y a veces se la pondrá Dios para que ruegue por otros que nunca conoció ni oyó. |
§ 3.3.6 | No pierda (el) cuidado de orar y espere en desnudez y vacío, que no tardará su bien. |
§ 3.36.3 | Lo otro, porque se aparten del ruido y gente a orar, como lo hacía el Señor (Mt. 14, 23; Lc. 6, 12). |
§ 3.39.2 | Por tanto, aunque es mejor orar donde más decencia hubiere, con todo, no obstante esto, aquel lugar se ha de escoger donde menos se embarazare el sentido y el espíritu de ir a Dios. |
§ 3.39.2 | En lo cual nos conviene tomar aquello que responde nuestro Salvador a la mujer samaritana, cuando le preguntó que cuál era más acomodado lugar para orar, el templo o el monte; le respondió que no estaba la verdadera oración aneja al monte ni al templo, sino que los adoradores de que se agradaba el Padre son los que le adoran en espíritu y verdad (Jn. 4, 2324). |
§ 3.39.2 | Por lo cual nuestro Salvador escogía lugares solitarios para orar (Mt. 14, 24), y aquéllos que no ocupasen mucho los sentidos, para darnos ejemplo, sino que levantasen el alma a Dios, como eran los montes (Lc. 6, 12; 19, 28), (que se levantan de la tierra, y ordinariamente son pelados de sensitiva recreación). |
§ 3.39.3 | De donde el verdadero espiritual nunca se ata ni mira en que el lugar para orar sea de tal o tal comodidad, porque esto todavía es estar atado al sentido; sino sólo al recogimiento interior, en olvido de eso y de esotro, escogiendo para esto el lugar más libre de objetos y jugos sensibles, sacando la advertencia de todo eso para poder gozarse más a solas de criaturas con su Dios. |
§ 3.40.1 | Adviertan estos tales que, aunque el lugar decente y dedicado para oración es el templo y oratorio visible, y la imagen para motivo, que no ha de ser de manera que se emplee el jugo y sabor del alma en el templo visible y motivo, y se olvide de orar en el templo vivo, que es el recogimiento interior del alma. |
§ 3.41.1 | Cuanto a lo exterior, le causa no acomodarse a orar en todos lugares, sino en los que son a su gusto; y así, muchas veces faltará a la oración, pues, como dicen, no está hecho más que al libro de su aldea. |
§ 3.42.3 | Pero todavía es bueno ir, como vaya desnudo del apetito de propiedad, a orar allí algunas veces, por tres cosas: la primera, porque, aunque, como decimos, Dios no está atenido a lugar, parece quiso allí Dios ser alabado de aquella alma, haciéndola allí aquella merced. |
§ 3.43 | Que trata de los motivos para orar que usan muchas personas, que son mucha variedad de ceremonias. |
§ 3.44.4 | Y en las demás ceremonias acerca del rezar y otras devociones, no quieran arrimar la voluntad a otras ceremonias y modos de oraciones de las que nos enseñó Cristo (Mt. 6, 913; Lc. 11, 12); que claro está que, cuando sus discípulos le rogaron que los enseñase a orar, les diría todo lo que hace al caso para que nos oyese el Padre Eterno, como el que tan bien conocía su condición y sólo les enseñó aquellas siete peticiones del Pater noster, en que se incluyen todas nuestras necesidades espirituales y temporales, y no les dijo otras muchas maneras de palabras y ceremonias, antes, en otra parte, les dijo que cuando oraban no quisiesen hablar mucho, porque bien sabía nuestro Padre celestial lo que nos convenía (Mt. 6, 78). |
§ 3.44.4 | Sólo encargó, con muchos encarecimientos, que perseverásemos en oración, es a saber, en la del Pater noster, diciendo en otra parte que conviene siempre orar y nunca faltar (Lc. 18, 1). |
§ 3.44.4 | Y las ceremonias con que él nos enseñó a orar sólo es una de dos: o que sea en el escondrijo de nuestro retrete, donde sin bullicio y sin dar cuenta a nadie lo podemos hacer con más entero y puro corazón, según él dijo, diciendo: Cuando tú orares, entra en tu retrete y, cerrada la puerta, ora (Mt. 6, 6); o, si no, a los desiertos solitarios, como él lo hacía, y en el mejor y más quieto tiempo de la noche (Lc. 6, 12). |
Juan de la Cruz (1542-1591) Llama de Amor Viva A |
|
Juan de la Cruz (1542-1591) Llama de Amor Viva B |
|
Juan de la Cruz (1542-1591) Noche Oscura |
|
Juan de la Cruz (1542-1591) Otras del mismo a lo divino |
|
Juan de la Cruz (1542-1591) Que va por super flumina |
|
Cooperatorum Veritatis Societas
© 2006 Cooperatorum Veritatis Societas quoad hanc editionem iura omnia asservantur.